martes, julio 17, 2007
LECTURA DE VERANO
Ando falto de cosas que me animen a contarlas por aqui. ¿Qué les podría decir? ¿una mera relación de las fiestas, borracheras, viajes y momentos anodinos que suelen repletar la vida cotidiana? Pues no. Antes, prefiero dejar unas líneas de Trópico de Cáncer, librito rabioso que me acompaña en mis tardes de playa y calor pegajoso.
"Por una razón u otra, el hombre busca el milagro y para lograrlo es capaz de abrirse paso entre la sangre (...) Todo se soporta -ignominia, humillación, pobreza, guerra, crimen, ennui- gracias al convencimiento de que de la noche a la mañana algo ocurrirá, un milagro que vuelva la vida tolerable. (...)
"(...) En cierto modo, la comprensión de que no había nada que esperar tuvo un efecto saludable para mi. Durante semanas y meses, años, toda mi vida, de hecho, había estado esperando que algo ocurriera, algún acontecimiento extrínseco que transformase mi vida y en aquel momento, inspirado por la absoluta desesperanza de todo, me sentí de pronto aliviado, sentí como si me hubieran quitado un gran peso de encima. (...)
"(...) Tomé la determinación de no aferrarme a nada, no esperar nada, vivir en adelante como un animal, un depredador, un pirata, un saqueador."
"Por una razón u otra, el hombre busca el milagro y para lograrlo es capaz de abrirse paso entre la sangre (...) Todo se soporta -ignominia, humillación, pobreza, guerra, crimen, ennui- gracias al convencimiento de que de la noche a la mañana algo ocurrirá, un milagro que vuelva la vida tolerable. (...)
"(...) En cierto modo, la comprensión de que no había nada que esperar tuvo un efecto saludable para mi. Durante semanas y meses, años, toda mi vida, de hecho, había estado esperando que algo ocurriera, algún acontecimiento extrínseco que transformase mi vida y en aquel momento, inspirado por la absoluta desesperanza de todo, me sentí de pronto aliviado, sentí como si me hubieran quitado un gran peso de encima. (...)
"(...) Tomé la determinación de no aferrarme a nada, no esperar nada, vivir en adelante como un animal, un depredador, un pirata, un saqueador."
Henry Miller
domingo, junio 03, 2007
Domingo en Valencia
A eso de las seis de la tarde, un domingo de junio, miro las nubes del cielo pasando frente a mi ventana. En mi vaso, un poco de blanco Valdepeñas, y en mi mano un cigarrillo de liar. En la cocina, mi compañera de piso alemana-la rubia más rubia que haya visto en mi vida- limpia la cocina silbando una canción desconocida. Me calzo mis alpargatas blancas, apago el disco de Ramones que puse en el estéreo, cojo mis llaves y me voy a la playa, a tumbarme a la arena del mediterráneo. Espero poder coser mi alma rota en la Malvarrosa.
miércoles, abril 25, 2007
En una tarde de abril
L'amour passait, l'amour obsolète.
Pourquoi perdre sa vie à chercher l'or d'un coeur?
Je ne me noierai pas dans ce désert mystique.
Je ferme mes comptes et je repars.
Pourquoi perdre sa vie à chercher l'or d'un coeur?
Je ne me noierai pas dans ce désert mystique.
Je ferme mes comptes et je repars.
viernes, abril 13, 2007
Varios meses después...
Sí. Acabo de recordar que tenía un blog llamado "La Odisea" y que solía escribir de vez en cuando algunas cosas en él. En realidad no siento que tenga mucho que decir...hasta mis amigos me reclaman el por qué mis e-mails son tan cortos y parcos. Supongo que son etapas existenciales. Y ando en un período de recogimiento, de meditación ante la realidad y sus circunstancias...quizá la próxima vez que abra la boca sea para decir una genial trascendencia o una soberbia burrada. Por el momento, me concentro en dejar de lado mi vocación de funambulista existencial y en reducir mi barriga antes de que llegue el verano (cosa esta última harto difícil). Besos!
viernes, diciembre 29, 2006
¿Cómo es Europa?Es el "Le Moulin" de Yann Tiersen sonando en el ordenador un atardecer de diciembre. Es el frío que se junta con la tembladera del alma propia. Es el color del cielo azul que inunda cada rincón de la habitación vacía. Es el ronquido de mi gata soñando sobre la cama.
Es el aroma de una tierra habitada desde antiguo por los hombres, el sonido de sus voces y el acre olor de sus cuerpos mezclándose en mercados, autobuses y vagones de metro. Es la interminable masa de ancianos que invaden las ciudades copando hospitales y bancas de parques.
Es el silencio de las noches vacías de invierno. Es una pareja borracha que se besa bajo el pórtico de la iglesia medieval sin saber que las gárgolas les miran desde lo alto, riéndose de su inocencia. Es el paso sigiloso de los espíritus que te tocan el hombro con sus dedos fríos cuando paseas por una calle desierta. Es la soledad de saber que ningún hombre vivo te mira cuando pasas bajo las farolas de la calle.
miércoles, diciembre 27, 2006
Tengo tanto que contar y tan pocas ganas de escribir… No reconozco este lugar, hay días en que abro los ojos y pasan varios minutos antes de darme cuenta que estoy en otra ciudad y en otro continente. Vivo rodeado de gente con la cual conversar, pero igual me siento solo, sobre todo cuando por las noches regreso a mi casa luego de salir de un bar en medio del silencio de la oscuridad, de la pesadez del viento frío que se mete por el hueco de mis vaqueros y del escalofrío de mis brazos al saber que no hay nadie cerca que me de un abrazo.
Mañana me voy al centro de la ciudad a buscar a esa gente que anda con sus cartelitos de ABRAZOS GRATIS…
Mañana me voy al centro de la ciudad a buscar a esa gente que anda con sus cartelitos de ABRAZOS GRATIS…
jueves, noviembre 16, 2006
Manifiesto de un desarraigado
Hace un tiempo una persona muy querida me dijo que envidiaba mi suerte: la de una persona sola que no tenía que rendirle cuentas a nadie y que disponía de entera libertad para hacer lo que quisiera. Vale. Pero yo, a mi vez, envidio la suerte de ella: la de tener una vida estable al lado de una pareja y el poder ver crecer a sus hijos.
Sí, me encuentro solo y a 2 mil millones de años luz de mi casa estoy. No puedo ver a las personas que quiero, ni oir el suave rumor de sus voces en mi corazón, ni sentir la calidez de sus abrazos cuando más triste me siento.
No sé cuánto más estaré en esta situación o si podré volverlos a ver algún día, pero lo único seguro es que volveré a pasar la navidad en mi habitación, comiendo pizza de supermercado, muriéndome de frío y echando demasiado de menos a los que dejé atrás...ése es el precio que tengo que pagar por mi soledad.
